Querido Mariano:
soy plenamente consciente de la complejidad y dificultad que entraña la solución que a través de esta carta abierta, pretendo proponerte. No tengo que extenderme mucho para advertirte de la grave situación que actualmente atraviesa nuestro país y que has denunciado ya en repetidas ocasiones. Me atrevo a afirmar que después del fallido intento de golpe de estado del 23F, estamos en el peor momento vivido por nuestra democracia desde la aprobación de la Constitución.
No hay más que repasar los titulares diarios de la prensa nacional para darnos cuenta del trascendental momento que atravesamos. El prestigio de nuestras Instituciones se encuentra en franco deterioro. La Administración de Justicia, en la picota. El Tribunal Constitucional, desgarrado y deteriorado en grado sumo. Las Cámaras Legislativas, impotentes e incapaces de fraguar una solución política a la presente situación. Para colmo de males, y para aumentar el desengaño, el país contempla con profundo desagrado los frecuentes casos de corrupción y malversación de caudales públicos, protagonizados por dirigentes de las distintas formaciones políticas en presencia y, por si fuera poco, la incógnita de la resolución final de los recursos ante el Tribunal Constitucional en relación con el Estatuto de Cataluña, añade una nota de manifiesta gravedad al calendario inmediato que habrá de afrontar España en los próximos meses.
Pero si el panorama político es profundamente desalentador y preocupante, no tengo que convencerte, estoy seguro, sobre la extrema gravedad de la situación económica y social en que nos encontramos. Me remito simplemente al titular aparecido en la portada de este diario el pasado día 1 de Mayo: «Un millón tres cientos mil hogares tienen a todos sus miembros en paro». Ante esta lacerante y penosísima situación, el gobierno sigue dando palos de ciego, sin acertar a tomar ni una sola medida seria y responsable que resulte convincente.
Pero llegados a este punto, querido Mariano, la responsabilidad no es sólo ya del Gobierno del señor Rodríguez Zapatero y del grupo parlamentario que le apoya, sino que, a mi parecer, tú, como líder principal del partido de la oposición, tienes también una responsabilidad de difícil administración e imposible de orillar que te convierte, de alguna manera, en cómplice de esta enrevesada situación, si no te decides a actuar con diligencia y energía. No es bueno, en este sentido, que se siga propalando la idea de que tu partido confía en una política de que cuanto peor vayan las cosas en el país,mejor serán las expectativas del PP para recuperar el gobierno.
A mi juicio -permíteme la audacia y relativa impertinencia- tu obligación, como jefe de la oposición, es hacer un último esfuerzo y dejar claro al país que te importa más el futuro y el bienestar de España que tu posible victoria electoral. Con el país en la UVI, no es posible permanecer a la espera hasta que lleguen las próximas elecciones generales. Según creen muchos españoles, es menester que presentes, sin más dilación, un voto de censura que nos libere de la angustiosa situación que padecemos. Sé perfectamente que hoy, en estos momentos, no obtendrías los votos necesarios para derribar al Gobierno y alzarte con la presidencia del mismo, y de eso se vale el señor Rodríguez Zapatero, impasible el ademán, para permanecer sonriente deambulando por la Moncloa. Por ello te pido que reflexiones sobre el posible plan que ahora, de forma sintética y abreviada, quiero someter a tu consideración y que pienso podría contar con la colaboración de otros grupos políticos con verdadero sentido democrático.
1. El voto de censura que te propongo tendría un único objetivo, esto es, convocar elecciones generales como punto esencial de tu programa político. De esta forma, te comprometerías ante el país a convocar de forma inmediata elecciones generales para que los españoles pudiéramos dar nuestra confianza a quien la merezca.
2. Inmediatamente formarías un gobierno de gestión que asegurara la gobernabilidad del país durante este interregno, dejando a los partidos políticos al margen para que pudieran preparar las elecciones generales debidamente. Sobran personas preparadas en España para asumir esta responsabilidad pues existen hoy, en la sociedad civil más de un centenar de personas capacitadas para ello. Basta repasar el plantel de ilustres personalidades de la Reales Academias, de la Universidades y Centros de Postgrado, de las principales empresas y despachos jurídicos de nuestro país, sin mencionar a un variado grupo de ex-ministros, hoy retirados de la vida política, que podrían dar fiabilidad y solvencia internacional a España en esta difícil coyuntura.
3. La operación para adquirir definitiva credibilidad y absoluta transparencia, pasaría por tu promesa de no presentarte a las elecciones generales que tú mismo habrías decidido convocar. Esto te daría una rotunda autoridad moral y política para conducir este proceso. Como contrapartida ante tamaño esfuerzo, tú rematarías tu carrera política, ya de por sí larga y dilatada, con una bien ganada Presidencia del Gobierno que, desde luego, merecerías con holgura y darías una lección de sabiduría democrática convocando al país a que decida libremente su futuro en tan transcendental momento.
Es posible que el resto de las fuerzas políticas que deberían acompañarte en esta operación, pudieran darte la espalda y que esta moción de censura no llegara a prosperar pero entonces, querido Mariano, tu fuerza sería colosal; tu posible victoria en las siguientes elecciones, imparable; y tu legitimidad y buena fe quedarían sobradamente puestas de manifiesto. Los demás grupos políticos, al no apoyarte, resultarían responsables de la actual situación y definitivamente asociados al señor Rodríguez Zapatero en uno de los períodos más desgraciados de nuestra democracia.
Creo que este plan que te propongo, es la única salida clara, sólida y eficaz que existe en este momento para hacer frente a la situación. El crédito nacional, y sobre todo internacional, del gobierno del señor Rodríguez Zapatero está agotado. Por desgracia, no veo factible lo que sería la otra solución del problema, esto es, que el grupo socialista se atreviera a sustituir a su propio secretario general. Si seguimos así, sin hacer nada serio y contundente, España continuará perdiendo un tiempo precioso para su recuperación económica mientras políticamente se deshilacha y se dedica a discutir sobre bobadas complaciéndose en revolver las luchas y las desdichas del pasado.
Solamente tú estás en condiciones de cambiar el rumbo de los acontecimientos. Acabo afirmando que se podrá discrepar de mi propuesta pero, naturalmente, espero a que alguien formule otra mejor para comenzar el debate.
Con todo afecto y consideración te envía un cordial saludo, con un fuerte abrazo, tu buen amigo.
Presidente del Foro de la Sociedad Civil
No hay comentarios:
Publicar un comentario