La rebelión de los bellacos

Si a Zapatero le importase España, convocaría elecciones o bien sería valiente.

Miguel Durán

Zapatero dijo que todos los que negamos las mejoras sociales introducidas por su Gobierno somos unos bellacos. Pues resulta que unos cuantos millones de bellacos españoles le acabamos de dar el finiquito, o sea, el “fin” y “quito”; vamos, que le llegó el final y que lo queremos quitar de en medio. Pero él, llevado de su permanente autismo político, dice que no, que quiere llegar hasta marzo de 2012. No se da cuenta de que gobernar significa, entre otras cosas, tener un conjunto de medidas que adoptar, un equipo de Gobierno cohesionado y capaz, un partido que sustente claramente a ese Ejecutivo, y una mínima legitimidad democrática. Medidas, lo que se dice medidas, como no sean las que le toma su sastre o la que ya le tenemos tomada los españoles, la verdad es que no tiene ya ninguna; y mejor así, que las que ha desarrollado hasta ahora, ¡tela marinera! El equipo de Gobierno, como tal, hace tiempo que dejó de existir, con la mayor parte de sus miembros y de sus “miembras” fuera de combate; con Rubalcaba investido de mentiras y faisaneado; la vice sin saber qué hacer; Chaves entre hijos comisionistas y ERE podridos; y el Partido, más partido (fracturado) que nunca, deshecho entre las hilachas del poder residual. En cuanto a legitimidad democrática, si ZP tuviera un mínimo de vergüenza política, hace tiempo que habría dimitido, puesto que o es rematadamente tonto o ha de saber que ya sólo le quieren los estómagos agradecidos que viene manteniendo.

Así las cosas, ¿quién será el primo que primero vaya a las primarias? ¿Para qué sirven esas primarias? Si a Zapatero le importase España, convocaría elecciones, o bien sería valiente y tomaría las verdaderas medidas de reforma que no ha sabido ni querido tomar. Pero no hará ni una cosa ni otra. Todavía será capaz de venderse al PNV por seguir unos meses más.

Sin embargo, a estas alturas, ya ni su loco y disparatado sueño de una ETA rendida le va a salvar; y si no, que se lo pregunte a la Bildu que nos deja como herencia.