
Por cuestión de moda e importancia, ahora la reforma laboral está en candelero. Y, como es habitual, es el tema más manipulado y confuso del momento. El concepto es rápidamente transformado en bandera para populismos y demagogias irresponsables. Se fomentan creencias falsas de toda laya. Impera el mal nacional de centrarse en detalles parciales y no en lo importante. Intentaremos combatir un poco ese desbarajuste contestando a ocho preguntas.
1/ ¿La necesidad de la reforma laboral proviene de la crisis financiera internacional (que han provocado los malísimos de fuera)?
Falso. La reforma laboral en España era necesaria, como mejora estructural indispensable para nuestra prosperidad, desde muchísimo antes. De hecho, los gobiernos de España desde el año 2000 han cometido la gravísima dejadez de no abordarla a tiempo y en situación sociopolítica mucho más favorable.
2/ ¿La reforma laboral va a acabar en breve con los millones de parados? Desgraciadamente no. Absolutamente nada puede acabar con el ingente paro en breve tiempo. Había que haber empezado hace diez años. La reforma laboral es una acción estructural que dará sus frutos en prosperidad y libertad a medio plazo. Sólo puede adelantar la recuperación, y hacer que dicha recuperación sea mayor y más intensiva en creación de puestos de trabajo.
3/ ¿La reforma laboral es abaratar el despido?
Absolutamente no. Si se quedara en eso, ni sería una reforma laboral, ni sería estructuralmente eficaz.
4/ ¿Entonces, qué se persigue?
Se debe pretender facilitar la contratación de empleos duraderos, obtener la flexibilidad de nuestro mercado de trabajo para responder a los nuevos tiempos de competencia y producción, encontrar un reparto más equilibrado entre empresas y sociedad en general de los costes de la indispensable y reforzable solidaridad y aumentar la competitividad de nuestras empresas. Es complejo, y mucho más amplio que abaratar el despido. Es la “seguriflexibilidad” y pone en movimiento aspectos jurídicos, administrativos, financieros, formativos, fiscales (las cuotas a las SS), sindicales, patronales, (¡esencial la reforma de la negociación colectiva!)... En una palabra, hay que hacerlo bien tocando todos los palos.
5/ ¿Y por qué abaratar el despido?
Digamos primero que se debe reducir la indemnización por despido sólo para contratos fijos futuros (nunca para los actuales empleados). Con ese abaratamiento se pretende facilitar la contratación de nuevos trabajadores con contratos más estables y de mayor calidad, sobre todo por parte de las PYMES, verdadero vivero de la creación de empleos. También se pretende combatir la dualidad de nuestro mercado de trabajo, dónde co-existe el despido libre (de los precarios) y el despido hipercostoso de los fijos. Para ello habrá que tomar medidas simultáneas de cara a los contratos precarios, para suprimirlos o encarecerles el despido.
6/ ¿Por qué facilita la contratación?
Para un empresario, de una PYME sobre todo, el coste del despido (cuantitativo, y también, no lo olvidemos, administrativo-jurídico) es una parte muy importante de sus costes de producción. Ante la acelerada dinámica de los mercados, la revolución rapidísima de las tecnologías, la globalización y otras realidades, su necesidad de poder adaptar flexiblemente sus costes de producción es imperativa. Si le va a salir demasiado caro, el temor podrá con él, o no contratará o contratará en precario. Si el coste es razonable, sobre todo por permitir adaptación flexible y comparable a la de sus competidores, tendrá tendencia a contratar trabajadores más establemente, a los que le interesará formar, fidelizar, etc... Las PYMES necesitan perder el miedo que tienen a que contratar a fijos ponga en peligro la supervivencia de su empresa en los ciclos del futuro.
7/ ¿La reforma laboral (bien hecha) recorta derechos de los trabajadores?
Lo mismo dijo un egregio sindicalista del Estatuto de los Trabajadores comparándolo al derecho del trabajo franquista. Sin comentarios. Se trata de adaptar los derechos a los nuevos tiempos.
8/ ¿La reforma laboral sóla es la solución a nuestra crisis particular?
¡Por supuesto que no! Tan indispensables y urgentes son la reforma del sistema financiero, la recuperación de la unidad de mercado, la reforma administrativa, la reforma de la descentralización regional, la instauración de la seguridad jurídica, y una revolucionaria reforma de la educación, entre otras, para que la reforma laboral tenga frutos en el futuro y coadyuve a una España más próspera y solidaria. Eso deberían reclamar los sindicatos. Una reforma laboral en cuasi solitario sería un auténtico timo a los trabajadores.
Lo que indica que la tarea no puede estar sometida a intereses de parte, ni corporativos ni de corto alcance y cortas miras politiqueras. Vuelve el deseado espejismo de un gobierno de capaces (difíciles de encontrar en la clase política actual) y de concentración nacional preocupado por el bien común de la mayoría de los españoles. Pero, permítanme también una pregunta. ¿Dónde está el Consejo Económico y Social Español?
E. Calvet
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